lunes, 21 de febrero de 2011

Magia y esoterismo en la Alemania Nazi



En el año de 1989, Galli observa coincidencias significativas: el centenario del nacimiento de Hitler y el bicentenario de la revolución francesa. “Aquel 1989, entraría en la historia por la revolución del Este: exactamente un siglo después del nacimiento del Führer caía el muro de Berlín, premisa de una Alemania de nuevo unida, potencia hegemónica en Europa”.

A quince años de distancia de aquel año, tras tantos hechos ocurridos tras la tragedia del 11 de Septiembre del 2001, que originó una guerra que aún dura, la historia de violencia y de muerte protagonizada por Hitler y el nazismo sigue suscitando preguntas inquietantes y erigiéndose en parámetro para medir la violencia y la muerte que cada día azotan los lugares del mundo en conflicto.


En su ensayo sobre Nazismo mágico halla Galli un puente esotérico entre Inglaterra y Alemania, entre teorías y sociedades esotéricas y ocultistas presentes en ambas naciones entre finales del siglo XIX y XX. Un puente que alcanza también a los fundadores del nazismo.

Existió ya precedentemente un “puente esotérico”, el de los rosacruces. Las relaciones después vuelven a adquirir fuerza, y se establecen estrechos vínculos entre personas influyentes – según una concepción mágica de la realidad --. Hay elementos inquietantes en esta restauración.

Uno de ellos era la llamada “magia sexual”, es decir, la consecución de poderes “especiales” con las prácticas sexuales: en 1888, el año después de la fundación de la Hermetic Orden of the Golden Dawn (derivación rosacruciana), en Londres se dieron una serie de horrendos crímenes sexuales, atribuidos a un tal Jack el Destripador.

El misterio continua aún hoy (y su relación con la familia real británica). El francés Eliphas Levi escribirá un libro La razza ventura, en el que habla de una energía, el “Vril”, que dará nombre a una sociedad que, junto a la actividad del fundador del Instituto de Geopolítica de Berlín Karl Haushofer, ofrecerá una aportación fundamental a la elaboración de la ideología nazi por lo que respecta a la idea de raza aria y de “espacio vital”.


Las bases culturales y teorías comunes son ante todo una concepción según la cual la Historia que conocemos es sólo una parte de la historia de la humanidad. Sólo algunas élites de iniciados conocen “toda” la Historia. La Historia antiquísima de civilizaciones puras e incorruptas.

Este saber y estos conocimientos, a los que es posible acceder con prácticas y ritos ocultistas, transmiten un poder especial a los iniciados, que han de desarrollar incluso un papel político para administrar el futuro de una humanidad caída a la que hay que devolverle las dotes y las características que ha ido perdiendo.

Un hecho interesante es que algunos adeptos de grupos esotéricos desarrollan labores incluso en los servicios secretos de sus países. Clave es el alemán Theodor Reuss, de la Ordo Templi Orientis, maestro del inglés Aleister Crowley, también maestro ocultista y agente inglés a fines del XIX, adherido a la H. O. Golden Dawn. Esta logia está ligada a sociedades secretas alemanas relacionadas con la rusa Elena Blavatski , que fue la fundadora en Nueva York de la Sociedad Teosófica en 1875, y con Rudolf Steiner iniciador de la Antroposofía y los biodinámicos.


Mi hipótesis es que este “puente” continuó existiendo incluso en el periodo inmediatamente posterior, de modo que la formación intelectual de Hitler y de una parte de los dirigentes nazis ocurrió en este tipo de cultura ocultista.

He recogido datos que me permiten incluso decir que este grupo, una vez instaurado el III Reich, discute sobre cómo llevar a cabo una estrategia derivada de aquella cultura, es decir, la reconquista de la “sabiduría aria”.

Del mismo modo puedo afirmar que la decisión hitleriana de entrar en guerra convencido de que Inglaterra no iba a intervenir puede comprenderse según aquella cultura esotérica, de la que estaban informados personajes de la cúspide política inglesa. Toda la historia del nazismo ha de ser interpretada teniendo presente también este factor.


Hitler entró en contacto directo con el esoterismo a través de la revista Ostara (deidad germánica pagana), de la que fue asiduo lector durante sus años vieneses.

Fundada en 1905 por un ex-fraile, Jörg Lanz von Liebenfels, creador de El Castillo del orden donde con el apoyo económico de industriales patrocinaba la teoría de la superioridad de la raza aria. Otro punto de referencia para la formación esotérica del futuro Führer es Rudolf von Sebottendorff, estudioso de la Cábala, alquimia y textos rosacrucianos, promotor en 1918 de la Thule Gesellschaft.

En torno a esta asociación gravitan Hitler, Rudolf Hess, Karl Haushofer y Hans Frank, futuro gobernador de Polonia bajo el referente mítico de la Atlántida (apuntar que Hitler pretendió comprar a Franco la isla de La Palma).

El citado von Sebottendorff publicó en 1933 un libro Prima che Hitler venisse, en el que, con el deseo de reavivar el debate en torno a los orígenes esotéricos del nazismo, cuenta que fue el maestro ocultista del Führer.

Pero aquel grupo de intelectuales que en ese año ya estaba en el poder, había decidido hacía tiempo que convenía mantener ocultos esos elementos de esoterismo, y colocar en primer plano la organización política. El libro fue retirado de las librerías.


Hitler considera que las razones que fundan su acción política están en aquel lejano pasado, en una sabiduría mágica que hay que recuperar y en la que reside el instrumento para forjar el luminoso futuro.

El grupo de intelectuales de la Thule que en los años 20 decide la transformación de la secta ocultista en partido político de masa cree profundamente estas cosas. Hay en la mayoría de la imagen y siglas del partido y poder nazi un extracto de los símbolos rúnicos protogermanos.

El Führer no era ningún ignorante líder de cantina antisemita u hombre de escasas lecturas. Leyó especialmente a Nietzsche y Schopenhauer. Destacó en el grupo fundador nazi por dos características, ser un orador muy eficaz y un hábil organizador. Quizá aprendió del mago Hanussen lo primero, esa forma casi hipnótica de comunicar, personaje del que tomó clases de dicción y que era un maestro de la hipnosis, relación bien reconstruida por Mel Gordon.


Los nazis planeaban la creación de una Eurasia de confines orientales en un “condominio” mundial con Inglaterra.

Se entrelazan ocultismo y geopolítica. Haushofer elabora las teorías sobre el “espacio vital” de la nueva civilización aria, basándose en consideraciones místicas y espirituales según las cuales la nación alemana era el centro del mundo, pero también haciendo referencia a otros teóricos de geopolítica, como el inglés Halford John Mackinder, que había identificado el “corazón de la tierra”en Europa Oriental y en la Rusia europea.

Alemania es el fundamento político previo a la creación de la nueva civilización y un nuevo hombre que recupere las antiguas virtudes perdidas. Los judios, que poseen un sueño de hegemonía mundial de signo contrapuesto, el Sionismo, han de ser primero marginados, y luego eliminados.

Otros nazis no compartian la cultura del grupo de Hitler, como Göring que se interesa por la teoría de la “tierra hueca”, Goebbels siente curiosidad por Nostradamus, pero influidos igualmente por el ocultismo y al final sugestionados por el Führer.


El proyecto de condominio con Inglaterra para construir una nueva humanidad no fue nunca abandonado, ni siquiera cuando tras el comienzo de la guerra, se evidenció que la deseada neutralidad de Gran Bretaña no se realizaba.

El “puente” estaba todavía en pie. El episodio de los tanques que se detuvieron en Dunkerque en el 40 permitiendo que huyeran los anglofranceses se interpretaría como el intento de alcanzar un acuerdo con interlocutores esotéricos ingleses.

En el 10 de Mayo de 1941 Rudolf Hess vuela a Escocia para tratar de convencer a esos interlocutores de no intervenir en el momento de la invasión de la URSS. Probablemente quería verse con los herederos de la Golden Dawn, que tienen relaciones con la Casa Real.

De todos modos a quien busca Hess es al duque de Hamilton, persona de confianza del rey de Inglaterra y filonazi británico relacionado hacía tiempo con el partido nacionalsocialista alemán. La operación fue cubierta por una impresionante desinformación. Pero se habían hecho ilusiones, ese puente existía pero ya era demasiado débil.

Después de la derrota nazi en Rusia hasta el último momento Hitler trató de alcanzar un acuerdo con el Reino Unido, traslada sus divisiones acorazadas al frente occidental, la táctica es siempre la misma: “Obligar a Inglaterra a la paz con la fuerza”. Cree firmemente hasta el final que el puente esotérico puede reconstruirse.

Galli ha evitado siempre privilegiar exclusivamente la clave interpretativa del esoterismo para explicar ciertos hechos relativos al III Reich. Hitler alcanza el poder por la humillación tras la 1ª guerra mundial, amplificada en sus efectos por el Tratado de Versalles, la crisis económica del 29 y la incompetencia de la República de Weimar. Son las razones principales de su ascenso.

Hitler consigue hacer frente a los 6 millones de parados incluso antes del militarismo, con obras públicas, aceptando postulados económicos keynesianos; además presenta un programa político de corte socialista con puntos normales como la lucha contra el desempleo y la explotación infantil.

August von Galen, obispo de Münster con los nazis, fue definido por el New York Times como el “opositor más empedernido del programa nacionalsocialista anticristiano”, habló del nazismo como un “engaño religioso”. Pio XI hablaba de “neopaganismo”.

En realidad se puede hablar de algo más que eso, todas las ceremonias nacionalsocialistas calcan un modelo religioso: las luces, el Führer apareciendo como una mágica agnición. Todo tiene un carácter de liturgia mágica.

También Churchill recurría a los videntes y pensaba que sólo los pueblos anglófonos están a la altura de la democracia, y si considerando que la llamada iniciación de tipo masónico es positiva, vemos que la contrainiciación tenia algo diabólico, cosa que Churchill asumió con Hitler, era un “contrainiciado”.

Temía que por su esoterismo diabólico detrás de los objetivos negociables escondiera fines no negociables, un imperio del mal. Hitler quería no sólo un imperio de tipo geopolítico, sino uno sobre las conciencias, fundado sobre valores que el mismo conservador Churchill veía como negativos y no tratables.

Lo cierto es que la profecía hitleriana sobre el final del Imperio Británico se realizó en lo esencial, afirmando que el propio Churchill lo destruiría y entregaría el trono a los Estados Unidos.

El profesor René Girard ha dicho que “el desprecio nazi por la ternura cristiana hacia las víctimas no ha salido de la historia”. También afirmó que teme que “en el futuro alguien tratará de reformular el principio de manera más politically correct, a ser posible con visos de cristianismo.

Es posible para Galli pensar en un nazismo con visos de cristianismo, no serán declarados ilegales los partidos, quedarán garantizadas en cierta medida las libertades civiles, de la democracia permanecerán las formulas y se perderán las sustancias.

Un anticristianismo que desprecia a las víctimas como hizo el nazismo en realidad pueda actuar arropado con formas cristianas. Tendencias que yo creo pueden quedar definidas por un “integrismo apocalíptico”. Algunas características aisladas que concurrieron a la difusión del nazismo podrían volver a aparecer en este contexto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario